(Baviera, 1802-Alemania 1858). Pintor, grabador y litógrafo, nace en el seno de una familia de artistas de orígenes catalanes y flamencos. Su padre, Johann Lorenz Rugendas fue director de la Academia de Arte de su ciudad natal.
Rugendas fue descubierto por el pintor Albrecht Adam quien lo hospedó en Munich para que estudie en la Academia de Pintura de aquella ciudad. Sin embargo, el artista no se sentía a gusto en el ambiente académico inspirado en esa época en la tendencia religiosa de los nazarenos y el romanticismo que pintaba caballeros medievales y héroes de la antigüedad. Se sentía atraído en primer lugar por la naturaleza.
En 1821 el cónsul general de Rusia en Brasil, barón von Langsdorff procuró los servicios de un artista para ilustrar una expedición que se proponía emprender al interior del país. Langsdorff contrató a Rugendas, quien arribó a Brasil en 1821. Poco después de iniciarse la expedición surgió un conflicto entre ambos y el pintor abandonó el grupo.
Visitó Argentina dos veces; la primera en 1838 y la segunda en 1845. Estuvo tres meses en Buenos Aires.
El primer óleo de Rugendas en el país es La cumbre, una montaña con nubes que se destaca sobre el azul del cielo. En Mendoza dibujó calles e iglesias, costumbres y realizó la mayor colección de retratos y tipos humanos del país del siglo XIX.
El tema del malón es un motivo central en su obra en América. Realiza una serie dedicada al mismo en la que sobresale El regreso de la cautiva. El poema de Esteban Echeverría La cautiva es sin duda un referente.
De paso en Montevideo, pinta el retrato de Mariquita Sánchez de Mendeville, para muchos, la obra más importante del artista realizada en el Río de la Plata.