PABLO EDELSTEIN. La materia infinita
Noviembre 2023 – Marzo 2024
En la obra de Pablo Edelstein, materia e infinito son nociones compatibles. Muchas podrían ser las causas: la percepción de esa llanura pampeana de límites dilatados, en cuya tierra hundía las manos como lo haría en la arcilla; el partir siempre de los materiales para crear imágenes que aspiraban a cierta trascendencia. La idea de que “no existe el espíritu sin la materia”, en sus propias palabras.
Los trabajos presentes en cuatro salas del Museo de Arte Tigre constituyen la primera exposición antológica del artista, a trece años de su fallecimiento, con más de 70 piezas del muy extenso acervo de este incansable creador, docente e impulsor del arte cerámico en la Argentina. El planteo curatorial propone un recorrido con la guía de sus esculturas en vinculación permanente con dibujos y pinturas en tinta, lápiz, pastel y acuarela. La propuesta surge al observar cómo los materiales determinaban decisiones plásticas equivalentes entre las distintas disciplinas en relación a líneas y curvas, texturas, formas, colores y planteos compositivos. Esta perspectiva permite advertir, asimismo, que si bien la producción del artista se mantuvo dentro de los cánones de una representación realista, con eje en la figura humana sobre todo femenina, no dudó en extremar los límites hasta llevarla, en ocasiones, al umbral de la abstracción.
Cada pieza es consecuencia de un proceso creativo valorado en sí mismo resultando imágenes de cuerpos sensuales con reminiscencias a la mitología, a vínculos amorosos y sexuales, a la historia del arte, hasta llegar al mundo del boxeo protagonizado por la mujer. En tanto, toros, caballos, paisajes, adquieren la relevancia otorgada por Edelstein a la naturaleza y en conexión con intereses deportivos y culturales.
Desde su infancia y juventud europea, Pablo tuvo conocimiento de la historia del arte en general y de las vanguardias históricas en particular. En 1944 se instaló en la Ciudad de Buenos Aires, dejando su vida de estanciero, con la convicción de emprender el camino artístico. Asistió al taller de Jorge Larco y, por su recomendación, formó parte de la histórica Escuela Libre de Artes Plásticas de Altamira. Allí encontró notables figuras que inmortalizó en una galería de grandes y enigmáticas cabezas, en chamotte, de Jorge Romero Brest, Raúl Soldi, Larco, entre otros. En ese ámbito conoció a Lucio Fontana, quien fue maestro/colega y amigo, compartiendo un extenso intercambio epistolar hasta el final de la vida del creador del “Espacialismo”. Jefe del Departamento de Escultura de la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano durante treinta años, Edelstein recordaba: “Viendo trabajar a Fontana [precursor de la cerámica abstracta] tomé por primera vez conciencia de la importancia de lo gestual”.
La muestra en el Centro Cultural Recoleta, en 2007, constituyó el último eslabón consagratorio de una trayectoria que desde el inicio obtuvo visibilidad en galerías y espacios de arte de la Argentina y de Uruguay. En aquella muestra se desplegaron las cintas de Moebius –tema que aparece en su obra por primera vez en 1962– entre tréboles y origamis en chapa, bronce y acero inoxidable, con una notoria expansión de la escala respecto de su trabajo anterior, a partir del uso del metal. Culminaba búsquedas y exploraciones hasta encontrar “una imagen de síntesis”. El artista expresó en ese momento: “(…) hemos llegado a reconocer que la materia se puede transformar en energía y que a su vez la energía puede crear nueva materia, en el eterno y acelerado juego del cambio y la evolución”.
La presente exposición comparte, así, un camino artístico vital, apasionado y comprometido –como era Edelstein– para volver a descubrir su aporte a manera de una estela que alumbra el presente y se proyecta hacia el futuro.
Laura Casanovas y Gabriela Vicente Irrazábal